Tuesday, September 05, 2006

Grises en la oscuridad

Este es un post un tanto extraño.
Lo que tienen aquí es un cuento, que escribí hace prácticamente dos años, ya. No habla de nada en particular (a decir verdad, ahora ya dudo si en realidad hablaba de algo), pero aun me sigue gustando el mood que tiene.

Lo escribí un domingo por la noche, llegando del cine. Durante la cena, varios amigos comentaron los sueños más peculiares que habían tenido, y a mi se me quedo en la cabeza un sueño bastante raro en el que hablaba con alguien, a través de una ventana. En la casa, me encontré con que me habían dejado un DVD de Portishead en concierto –mi primer contacto con el grupo-, así que me senté a escucharlo, block de notas en mano.

Esto fue lo que salió:



Grises en la oscuridad.

La habitación resplandece en gris, con el sonido de tus murmullos apagados. Tu te encuentras sentado tan tranquilo, del otro lado del cristal; puedo observar tu silueta, con esa postura tan llena de formalidad, que siempre te ha caracterizado. Enciendes un cigarrillo, anclado en tus labios siempre tan serenos. Mi mirada, perdida entre las costras de cansancio que permean las paredes de la habitación. No te escucho, simplemente me dejo llevar por el flujo de tu voz opaca.

Me siento tan cómodo aquí; el calor que emana de tu silueta me hace sentir como de regreso en el vientre materno.

Con mis manos grises, aparto el cabello de paja de mi rostro y me levanto a observarlo: el retrato de la abuela. Ahora, yo también sostengo un cigarrillo, entre mis dedos larguiruchos, mientras estudió el cuadro por doceava ocasión; el rostro, congelado en esa extraña mueca entre felicidad y resignación que tanto se acostumbraba en esa época; el cabello, recogido holgadamente hacia atrás, pero lo suficiente como para dar ese aspecto de comida rápida que se observa con tanta frecuencia en este tipo de retratos; el vestido, negro, parece una herida abierta en el retrato, desangrándose sobre sus hombros, su cuello y su rostro, invadiendo lentamente el resto del cuadro, engulléndola poco a poco. Asfixiándola de oscuridad. Sus labios, los mismos que ahora sostienen el cigarrillo en mi rostro, parecen esculpidos en mármol, adoptando un gesto severo al momento en que los toco con mi mirada.

Me detengo a observar su mirada. Y mí mirada dentro de la suya. Y la tuya también. Imagino un triángulo entre nosotros, uniendo nuestras miradas y convirtiéndolas en una sola.

Cuando era niño, la gente decía que tú y yo teníamos los mismos ojos. Ahora me pregunto si te dijeron lo mismo a ti, alguna vez. Mucho antes de que yo naciera; antes de que esa barba que tanto acicalas engullera la felicidad de tu rostro.

El golpeteo de tus palabras, en el cristal, me hace percatarme de que aún estas ahí. Tu silueta, un poco mas difusas que antes, continúa esforzándose por mantener la conversación lo más casual posible; y comienzo a percatarme de ello. Intento imaginarme tu mirada a través de la blancura lechosa del cristal. ¿Cuál será la expresión de tu rostro, mientras me explicas porque ya no puedes volver a casa?

Me toma algún tiempo antes de percatarme del movimiento de mi boca; aún seguimos conversando, y probablemente hemos estado haciéndolo durante un buen rato. Ni siquiera recuerdo el haberme sentado de nuevo en la cama, o guardado el rostro entre las manos. ¿Son lágrimas esto que siento correr por mis mejillas? ¿Acerca de que hemos estado hablando?

Tu ya no estas ahí parar contestarme. Finalmente tu silueta sucumbió, engullida por el frío resplandor de tu voz. Te desvaneces ante mis ojos y dentro de ellos. Desesperado, abro la ventana para aliviar la sensación de asfixia que el cuarto me provoca.

La ventana sube sobre la pared, para abrirle paso al mundo real. Mientras me asomo, observo como el edificio se extiende bajo mis pies. A lo lejos, una masa de desniveles, grises y deslavados, se extienden hasta el horizonte, alzándose sobre la marea de ruido negro de la ciudad.

Nunca estuviste aquí. Han pasado meses desde la última vez que pudiste hablar. Y lo único que tengo para aferrarme a ti es el recuerdo de tus murmullos grises, brillando en la oscuridad.

2 Comments:

At 7:05 PM, Blogger -0-0-0- said...

Que intenso dude!
Muy buen relato.

 
At 9:45 PM, Anonymous Anonymous said...

me encanto!, tampoco estoy muy seguro d que trate, pero tiene algo...
saludos.

 

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